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DIÁLOGOS POSTMODERNOS

La infame comedia

“A la mitad del camino de nuestra vida, me encontré en una oscura selva, por haber perdido el recto sendero”. Así comenzó Dante con su Comedia, que luego fue Divina. La nuestra, la que escribimos cada día, mucho tiene de comedia, muy poco de divina.

Sin el Virgilio que muestra el sendero, deambulamos por todos los círculos siguiendo las manecillas del reloj, es decir, del tiempo.

Somos las manecillas de un reloj que avanza, irremediable.

A veces queremos ser los relojeros, los dadores de cuerda; a veces, por casualidad, o por insistencia, lo logramos por un momento. Esto viene a salvarnos de vez en cuando y entonces creemos que es posible dirigir alguno de los hilos. Este breve instante nos hace alcanzar a Beatriz por un segundo, aunque luego sigamos girando en los desinentes círculos concéntricos de donde antes habíamos partido.

Esa es la historia.

Es así como, de pronto, nos sorprende el mediodía. 

1 comentario

Fernando Cab Pérez -

En efecto, somos las manecillas de un reloj que avanza, irremediablemente.