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DIÁLOGOS POSTMODERNOS

Hojas de copia

Hojas de copia

Creo tenerlo, hoy me acompaña

Qué es la imaginación, obra eléctrica

Qué es el sueño, la vida en la sombra del parpado

Hoy son esencia del ser, mi ser

 

Necesito, deseo, quiero,

Siempre en el tiempo galopante

Movimiento, recordatorio del pesamiento

Vida, la imagen frente a los ojos

 

Inspiración, la musa debe volver

No, ella no debe, sí, ella sí debe

Lucha eterna, la razón contra el corazón

Ella no volverá, la identidad está hecha

 

Hombre del mundo, mi mundo

Ser extraño que parasita la existencia

La existencia de los demás, del amigo, del enemigo

Es su necesidad, su querer, su deseo

Siempre existir

 

 

Arnulfo Pérez, Presidente.

-          Güey, yo de grande quisiera ser Presidente.

-          ¡No mames! ¡Tú qué vas a poder ser!

-          ¿Y por qué no?

-          ¿Cuándo has visto que un Presidente se llame Arnulfo Pérez? Los Presidentes se llaman Calderón Hinojosa, Zedillo Ponce de León, Fox Quesada, Salinas de Gortari.

-          Pero si el otro día vi uno que se llama Evo Morales.

-          ¡Cómo eres pendejo, me cae! El pedo no es el nombre sino el apedillo y un Pérez nunca sería Presidente. Ya déjate de mamadas y pásame el resistol.

Post Scriptum: Conversación tomada de 2 niños en una esquina. Esta vez no fue necesario inventar nada. Ya se sabe, ya se sabe; la realidad siempre superará a la ficción.

MANUAL PARA OLVIDAR A LA MUJER IDEAL

“Tanto la quería que tardé en aprender a olvidarla 19 días y 500 noches”

Joaquín Sabina

Cuando éramos niños difícilmente pensábamos a futuro, sentados frente a algún lago al atardecer con nuestro padre contándonos los misterios de la naturaleza y riéndonos de sus chistes que en su niñez le contaron también, ahí, sólo era el presente, y a lo mucho queríamos ser como él, o doctores, bomberos, biólogos marinos, o cualquier otra cosa que idealizáramos aunque no supiéramos exactamente de qué se tratase.

 

Por nuestra vida han pasado una gran cantidad de personas, de todo tipo, algunas aún las vemos, otras, las frecuentamos, tal vez de algunas más solo sabemos de oídas, y de otras no nos acordamos, tal vez nunca más supimos de algunos amigos, y también personas que siempre estarán en la mente. Nunca un camino andado volverá a ser igual, aunque veamos que no haya cambiado por su estructura, nuestra experiencia de él lo hará parecer siempre diferente; y así, recordamos, olvidamos o simplemente la memoria de algo o alguien no regresa más a la conciencia.

 

Según la maduración que vayamos alcanzando en nuestro desarrollo, vamos situándonos en diferentes posiciones con respecto a los demás, tal vez, en la primaria, queríamos saber ‘quienes’ iban a ser nuestros compañeros y amigos, cual nuestro salón y cual nuestra maestra, muchas veces sin esperar demasiado de ellos, simplemente saber quienes eran. En la secundaria a lo mejor lo que pedíamos eran las cosas de moda, ropa, discos, o algún ‘juguete’ avanzado que lo podíamos querer como parte esencial de nuestra vida. En la prepa, además de discurrir en los momentos absolutos de las horas vividas sin importarnos lo que pudiera ocurrir después, con la omnipotencia propia de esa edad, en ocasiones llegábamos a pensar en nuestra carrera, nuestro trabajo, o qué íbamos a hacer después de salir de la escuela una vez alcanzada la mayoría de edad. Y en algún punto de nuestra deslumbrante juventud, en un ensueño pudimos vislumbrar sobre nuestra mujer ideal, si bien nos podría emocionar la vecina de junto o la hermana del amigo, había alguien en nuestra caja de deseos que pudo permanecer como tal 15 días o muchos años, hasta que por fin llegó

 

Nadie sabe que pasa en los trámites inconscientes de una relación, ni siquiera los mismos protagonistas, todo se sitúa en un punto en el que las cosas acontecen y simplemente se van tomando medidas para ir adaptándose a las circunstancias, a veces, repitiendo patrones poco saludables o copiando modelos de otros, pero que nada tienen que ver con uno. Cuántas ocasiones nos hemos preguntado si acaso las cosas son justas o no, porque por más que queremos, no hallamos ‘el punto exacto’. ¿Qué pasa cuando amamos? ¿Acaso perdemos los límites de lo que buscábamos? Pero lo que nos vuelve humanos es la capacidad de sorprendernos ante lo nuevo, y romper esquemas. Así que hay que poner nuevos límites.

 

Un día perdí a quien había buscado, en la vida real nunca se tiene certeza de cuál va a ser el final, a veces no se sabe que se hará después, otras tantas se tiene la intención de curarse los duelos con melancolía, pero no basta. Lo único que queda es reencontrarse con aquel que se era antes de empezar pero con un toque de añejamiento que nos hace un ser nuevo, pero no precisamente otro. Y en ese trecho se pasa por todo tipo de situaciones: emocionales, vivenciales, nuevas, sorprendentes, amargas, dolorosas, aburridas, tediosas.

 

No se si he podido olvidar como me lo hube propuesto, como pensé que era el olvido, como lo escribí meses atrás, y probablemente solo haya negación en mi deseo. Psicológicamente, la mujer ideal se construye con la proyección de nuestros propios ideales, así que, el meollo del asunto estaría en repasar aquello que un día quisimos alcanzar y pensar si acaso es aún vigente hoy día. Pero en aquello tan inasible como el amor, es utopia, realidad, u olvido.

 

 

Qué tan parecida a los gigantes para el Quijote te has vuelto

Los molinos de viento aún giran y envisten mi cuerpo

Y aunque quiera vencerlos con escudo y lanza

Antes de asestar el golpe mortal devienes Dulcinea

 

 

EPÍLOGO

 

¿Quién es la mujer ideal? La suma de deseos del acontecer de la vida, trasladados a una situación presente, y ahí, reflejados en una mujer, que por su belleza, inteligencia, simpatía, elocuencia, atrevimiento, dominancia, candidez, pulcritud, fineza, perfección, sutileza, atención, sexto sentido y amor, nos llenamos de emoción, de ganas de tenerla a nuestro lado, de poseerla, de hacernos de ella, de idealizarla y volverla terrenal. Y entonces, ¿acaso eso se olvida fácilmente? Bueno, solo si entendemos que esas cualidades son construcciones subjetivas de nuestra Falta, o nuestro Deseo. Se sabe que cada quien ve lo que quiere ver.

 

 

Lo que no puede tomarse volando

Hay que alcanzarlo cojeando

. . . . .

La escritura dice: cojear no es pecado.

 

(Últimos versos de “Die beiden Gulden”, versión de

uno de los Macamas [cuadros literarios] de

Abu Hariri [escritor y filólogo árabe],

Citado por Freud en “Más allá del principio del placer”)

 

 

Mucho marketing, pocas... ¿Despensas?

Mucho marketing, pocas... ¿Despensas?

Una horas después de ver en televisión el comercial del IFE que dice "nadie puede comprar tu voto", "que nadie condicione tu voto a cambio de nada", caminando en pleno centro histórico de la ciudad de Campeche me encontré con esto. Preguntándole a una amiga de la prensa para qué eran las bolsas de despensas, me dijo que averiguaría. Días después me dijo que no me preocupara, que eran del DIF. Aquí no pasa nada. Tenlo por seguro.

De cómo me volví un sufijo

Después de meses de ocio mental, alcohol, ironías, estupidez, delirios ‘filosóficos’ tratando de volverse psicológicos, horas de conversaciones virtuales con todo tipo de personas y personajes, estrechez de mente, cinismo, autocrítica, y un poco de sordidez, afilando el alba con retorcidos gritos sonámbulos en sueños edípicos y de funestas acusaciones pendencieras, me torné en un hombre atacado por sus pecados situándome con neologismos tratando con un poco de humor de condenarme de la manera más suave posible antes de caer en la angustia de ser señalado por mis prójimos como un ente abyecto.

 

Y ¡uff! Qué más puedo decir de mí, si es que todo ya lo he dicho, pero, antes de callar al papel que ahora utilizo, escupiré brevemente mi nuevo estado nominal: “sufijericel”. Sí, yo convertido en un sufijo. Luego de días de conversación con una cerveza salí trastabillando haciendo recaer sobre mí todo tipo de adjetivos que apenas alcanzaban para definir en lo que yo mismo me he convertido.

 

Odiaba a los que no confiaban en mí, a la que se creía más de lo que era, a la que me retiró la palabra, a la más fea del pueblo, a los taxistas, a los maestros, sin saber que me odiaba mí, aunque aún no lo sé del todo, pero eso bastó para ser odiericel. Aún así creía en todo lo que en los demás no creían, pero no precisamente en cuanto a un acto de fe, sino mas bien como un acto de desinterés, diciendo “sí” a cualquier cosa que no me importara, creericel no era lo más sano para mí; y créanme que no hablo de delirium tremens, no, aún diferencio los animales de los objetos inanimados.

 

Espero no volverme ahora aburrericel. Acabo pronto, no se desanimen. Tal vez es parte de mi sonambulismo (¿o insomnio?), lo que sea, pero bien apenas me convencía que era Jonasericel cuando me despertó la angustia de ser engullido por una ballena, entendiendo que era la pesadilla que me ocasionó comerme 10 tacos de una carne extraña, y sólo porque estaban al 2x1 por introducción. Hoy día, el consumismo rebasa toda tolerancia natural del propio cuerpo, se tienen cosas aunque no se ocupen, o se quieren cosas aunque hagan daño, algo así como la neurosis ¿o no?

 

En fin, no me faltan más ejemplos para ya haber dejado la idea de lo que me refiero, pero esto conlleva una conclusión: ¿Por qué me volví un sufijo? Bueno, porque todo lo que hago o lo que soy se vuelve parte de mí, y así va quedando como parte de mi personalidad, y es que en esta época donde los ‘medios’ (de comunicación) son imprescindibles, nuestra predisposición a la enajenación es más grande, así como cuando advertimos en nosotros un rasgo “Simpson”. Es fácil saber que los monitos amarillos son una inspiración de nuestras propias actitudes, pero poco a poco nos las están devolviendo y, en parte, es por ese medio que nos damos cuenta de las mismas y ahora podemos hacer una parodia de nosotros mismos. Y en este quehacer ocioso hallo un placer: poder ser todo y todos, y a la vez no ser nadie al estar fundido con todos, personalizando las palabras a mi situación específica, y así, hacer un poco más divertidas las referencias a mi ser: soy más feliz siendo egoricel que egocéntrico.

Cuenta regresiva...

 

Mucho marketing, pocas propuestas

El punto de arranque para la conquista del voto comenzó con un ostensible déficit de comunicación política; en su lugar, el marketing se ha vuelto un protagonista sobresaliente en las campañas electorales para atraer la atención ciudadana.

 La comunicación política -en la cual participa la opinión pública, los políticos y los medios de comunicación en un espacio público privilegiando la inclusión de las demandas de la sociedad para, de esta forma, diseñar estrategias de solución mediante el debate- pierde terreno a pasos agigantados con la instrumentación, en la propaganda electoral, de mecanismos audiovisuales diseñados bajo un formato de show.

Ciertamente la ayuda de medios audiovisuales genera una relación directa con la gente, sin embargo, las consecuencias negativas son la carencia de una genuina oferta de gobierno, la falta de ideas, así como de proyectos reales.

En el marketing político se favorece la superficialidad, a través del manejo de la imagen de los candidatos y sus mejores ángulos para convertirlos en santos de nuestra devoción; la ausencia de la persuasión reflexiva es notoria, en cambio, es común la persuasión simplista.

Las vertiginosas transformaciones en la sociedad son catalizadoras de nuevas exigencias, empero, bajo los actuales esquemas publicitarios en forma de entretenimiento, los personajes en contienda no debaten proyectos, la retórica de todos es la misma: "construiremos más fuentes de empleo", "combatiremos la pobreza", "incentivaremos el campo", etc.  

La celeridad en el desarrollo de los medios masivos de comunicación ha llevado a estos a ocupar un lugar de privilegio en la clase política. Es la televisión -y ahora también Internet- una de las herramientas más estimadas para entrar en contacto con una sociedad amplia.

A las caminatas y las concentraciones masivas como consecuencia del acarreo, que son parte del folclor antropológico de la política mexicana para demostrar un supuesto apoyo popular, se suma el impacto propio de la sofisticación de los medios informativos: la videopolítica, que combina la propaganda política con el entretenimiento.

Esta nueva forma de expresión -como ocurre en estos momentos en Campeche-, disipa las propuestas de campaña en aras de lograr la masividad en un formato de show. En consecuencia, los aspirantes a puestos de elección popular ofrecen al electorado formas, no sustancias.

Como nunca antes, las organizaciones políticas con mayor presencia en la entidad -y también de abultado presupuesto- y en menor grado los partidos medianos, abren sus puertas a las más complejas herramientas audiovisuales para construir puentes efectivos, pero vacuos en su calidad argumental, de comunicación con la sociedad.

A los tradicionales medios de información -como los diarios, la radio y la televisión- se integra un instrumento comunicativo de alcances mundiales: Internet. Hoy en día, este es un recurso fundamental en todos los ámbitos de la vida cotidiana, principalmente en los centros urbanos, aunque de modo paulatino está incorporándose en las zonas rurales.

La presencia de Internet es imprescindible en los hogares, en los centros de trabajo, en las escuelas, en las bibliotecas, etc. El número de sus usuarios es tan grande, que las fuerzas políticas que impulsan a los candidatos más populares han advertido del arma poderosa que significa la utilización de esta herramienta para llegar electoralmente a la población campechana.

En esta coyuntura, los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional se disputan los cargos de representación más importantes -diputaciones locales, alcaldías y juntas municipales, así como la elección de legisladores federales-; sin embargo, la carrera que desborda las pasiones es la de la gubernatura.

Este empeño ha llevado tanto a tricolores como a blanquiazules a diseñar una estrategia publicitaria impresionante, además de onerosa, apoyada en los medios electrónicos y audiovisuales, empero, la utilidad de estos dista mucho de fomentar una verdadera cultura analítica.

De la mano de las campañas obscenas contra el adversario, en Internet navega una cantidad formidable de spots con un amplio espíritu carnavalesco: hermosas chicas -entre ellas una ex reina de Carnaval-, bailando la famosa canción de Fernando Ortega Bernés: "¿Quién es? ¿Quién es?"; concursos y competencias deportivas en el malecón campechano transmitidos desde Fer TV y Radiofer; la misma ex reina de Carnaval exhibiendo un atuendo que al ponérselo se transforma en la Chica Fer -una especie de Mujer Maravilla a la campechana-.

Si la propaganda del PRI parece una extensión del Carnaval de Campeche, en la casa de enfrente también están reproduciendo una arquitectura publicitaria de similares dimensiones. En el PAN los ánimos festivos cruzan los portales de Internet para invadir todos los rincones de la ciudad con enormes espectaculares de Mario Ávila Lizarraga; distintos autobuses recorren en las noches las avenidas con luces parpadeando en su interior -algo así como un "antrobús"- y muchos seguidores gritando.

En este escenario, la pobreza en la calidad de los discursos de los candidatos a diputados locales se refuerza con el empleo de frases tan trilladas y simplistas como: "El profe Bene, el que te conviene", "Fito, por mi distrito", "Mi gallo es Rosco porque lo conozco", "Le voy a Leo porque le creo", etc.

Ahora las concentraciones multitudinarias son festivales que se asemejan a los programas de variedades. En compañía de unos conductores con las cualidades labiales para estimular los ánimos de la población, sobresalen los payasos -cuando el festival está dedicado a los niños- y las rifas de aparatos electrodomésticos -cuando es para las madres-.

En medio de la explotación de lemas de campaña ridículos y de la atmósfera carnavalesca, los sectores populares de la sociedad campechana acuden a los mítines preocupados más en los regalos que en plantearle a los candidatos preguntas fundamentales, como la manera en que piensan abatir los niveles de pobreza, eliminar el desempleo, combatir el rezago educativo o la creación de marcos jurídicos que ayuden a superar todos estos problemas.

Los ciudadanos necesitamos más propuestas y menos marketing; campañas electorales de sustancias y no de formas. Así podremos sufragar con responsabilidad este 5 de julio.

Se vale llorar: Are you gonna go... my way?

A bailar todo el mundo.

Así es, se vale llorar. Ya sea de risa, porque "destruyeron" una de tus canciones favoritas o porque te ganaron la idea que tenías desde la prepa. Sean pacientes, esperen al minuto 0:33 y verán.

 

Diálogos postmodernos se enorgullece en presentarles a Cachicamoconcaspa y Leyko, el perro de la IIII dimensión. La banda que cambiará tu vida.

 

Más de Cachicamoconcaspa, aquí:http://www.youtube.com/watch?v=fWUKhdLrH7c

Que lo disfruten.