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DIÁLOGOS POSTMODERNOS

El futuro se pone bueno

Los partidos y sus distintas realidades

Los partidos y sus distintas realidades

Situaciones contrastantes.

 

Los recientes escándalos que ensombrecen el paisaje de las principales fuerzas políticas –PAN y PRD-, la decisión de Convergencia de retirarse de la competencia a la gubernatura para concentrar sus energías en las diputaciones federales, así como un escenario partidista integrado por una constelación de organizaciones pequeñas, solamente reafirman que, quien alcanzará el pináculo en estas elecciones locales, es Fernando Ortega Bernés, el candidato de la Coalición Unidos por Campeche (PRI/PANAL).

 

En efecto, gracias al consenso construido por sus principales grupos de poder internos, el Revolucionario Institucional fortaleció su estructura compacta. Esta alianza estratégica constituye una barrera que ni siquiera lograrán romper las voces de inconformidad de los aspirantes priístas desplazados en los municipios. En esta geografía de contrastes, sin duda en Campeche la era tricolor se extenderá un sexenio más.

 

 

Un golpe certero.

 

La denuncia de un intento de soborno para favorecer publicitariamente a Mario Ávila Lizarraga, el candidato a gobernador de los blanquiazules en Campeche, con cargo al erario, fue el barril de pólvora que estalló cuando el grupo Megamedia la hizo pública mediante uno de sus medios de información: El Diario de Yucatán.

 

Los demoledores efectos de las acusaciones alcanzaron a quien se sustentaba como coordinador de la campaña de Ávila Lizarraga, Jorge Luis Lavalle Maury. Semanas más tarde, el devastador fuego se expandió con la renuncia de Miguel Ángel Jiménez Godínez, director de la Lotería Nacional, ambos involucrados en el fallido soborno a Megamedia.

 

Este polémico episodio ocurre cuando en el plano nacional el PAN empezaba a arrinconar a los priístas con fuertes declaraciones verbales, cuestionando la actitud pasiva de éstos en la guerra del Presidente mexicano contra el narcotráfico. Sin embargo, la contraofensiva no provino del PRI, sino del grupo Megamedia.

 

La situación fue aprovechada por los tricolores para levantar una escalada de ataques y que en estos momentos mantiene a los blanquiazules dando patadas de ahogado, amén de que los restantes partidos opositores también conformaron un frente que está acorralando al PAN.

 

Primero fueron los millonarios recursos que los panistas, respaldados por el patriarca Carlos Mouriño Atanes, derrocharon en beneficio de Ávila Lizarraga, saturando la ciudad capital con una numerosa propaganda. Ahora, las abyectas acciones de los mismos tienen en jaque a su candidato, quien observa cómo se evaporan sus posibilidades de acariciar la gubernatura.   

 

Sin perder de vista este proceso, las consecuencias son positivas para el PRI en el arranque de su marcha a la Presidencia y, sobre todo, los priístas campechanos comienzan a quitarse las piedritas en el zapato, de esta forma podrán caminar tranquilos y sin dificultades hacia el cuarto piso.

 

Lo que ocurre en la entidad es un espejo de lo que está pasando en México: un entorno de la polarización de la lucha por el poder, que ha quedado reducido a sólo dos fuerzas, es decir, el PRI y el PAN. En los agrestes territorios que componen la política, los priístas galopan en caballo de hacienda al tiempo que los panistas comienzan a pagar muy caro sus torpezas en la dirección del Estado mexicano.

 

 

Sin posibilidades de triunfo.

 

La vorágine que está abriendo fisuras en el seno de Acción Nacional no es la única que robustece a los priístas. También en el Partido de la Revolución Democrática se cuecen habas. A diferencia de los blanquiazules, desde hace muchos años los perredistas están muertos en el ánimo del electorado campechano. En gran medida, la flaqueza masiva de los amarillos es culpa de sus propias ambiciones. Los que había iniciado como una esperanza de ciudadanización de la política y del cambio democrático en la sociedad, pronto derivó en una fuente de enriquecimiento de intereses mezquinos.

 

Después de las elecciones de 1997, cuando la senadora Layda Sansores Sanromán colocó al partido del sol azteca en la antesala de la gubernatura, las divisiones internas precipitaron el declive partidista y el proyecto renovador se derrumbó con la salida de cientos de seguidores de la legisladora federal. El organismo quedó en manos de una de las facciones y, por ende, se constituyó en espacio para el ejercicio lucrativo de la política.

 

Desde entonces, el perredismo está indisolublemente vinculado a un solo nombre: Abraham Bagdadi Estrella, que los índices inquisidores señalan como el dueño del partido en el estado. La controversia lo acompaña de la mano esquivando acusaciones periodísticas de corrupción, resistiendo las agresiones de facciones rivales o desarticulando la fuerza de grupos perredistas emergentes.

 

La sombra de Bagdadi Estrella persigue a los candidatos a puestos de elección popular y en este caso no será la excepción, como se comprobó en los desmanes del reciente proceso interno del PRD. Para representarlos se eligió candidato a la gubernatura a Francisco Brown Gantús, sin embargo, este personaje parece más empeñado en levantar denuncias y demandas contra quienes se atreven a criticarlo.

 

Demasiada razón le sobra al aspirante, ya que no es lo mismo acusar con fundamentos que sin ellos, pero como los rumores se expanden a la manera de un fuego a campo abierto, las dudas sobre su rectitud quedarán suspendidas en el aire como un virus.

 

Los vericuetos que atraviesan en proporciones epidémicas a los solaztequistas en el país son causados por sus propias hordas bárbaras, en la medida que la dirigencia nacional no reforme internamente a la institución para romper los cacicazgos y caudillismos locales, la debacle electoral persistirá, por lo tanto, en Campeche el PRD quizá conseguirá un lejana tercera posición.      

 

 

Sólo mera compañía.

 

Convergencia es la única fuerza política que entendió que la carrera por la conquista de la gubernatura quedará entre priístas y panistas. Razonablemente determinó retirar a la profesora Margarita Duarte Quijano de la candidatura, luego de una fallida coalición con el Partido del Trabajo. En la pasada elección se ubicó en el tercer lugar de las preferencias, sin embargo, es más probable que tengan fortuna con sus esfuerzos dirigidos en las diputaciones federales.

 

En relación a los demás institutos políticos, serán mera compañía. El Partido del Trabajo, el Verde Ecologista y el Socialdemócrata son débiles y no están a la altura de las circunstancias. La lógica de su lucha obedece más a la conservación de su registro.

 

 

Una pequeña conclusión.

 

 El espectro partidista presenta realidades distintas. Los grupos internos del PRI han construido una sólida formación que los catapultará otra vez a la gubernatura. Mientras que el PAN, que le venía pisando los talones, ha recibido un golpe certero que lo tiene tambaleándose; el PRD no le hace sombra a ninguno de los anteriores partidos porque sus facciones le impiden crecer electoralmente, Convergencia no registró candidato y, del resto de las fuerzas, presenciaremos quién sobrevive a la vida pública y quién será flor de un solo día.

La guerra de las falacias. ESPISODIO IV

La guerra de las falacias. ESPISODIO IV

Después de los tres capítulos inicales de la sección política "Juguemos a engañar", Fernando Cab regresa a la carga en esta segunda fase del camino a la gubernatura del pequeño "twin peaks" mexicano: Campeche. El nuevo nombre de la sección consideramos que es más adecuado y acorde a las circunstancias políticas actuales de este estado, que bien pueden adaptarse a las de cualquier otro de México.

 

La unidad tricolor

Por Fernando CAB PÉREZ

 

En la historia, poderosos regímenes colapsaron porque, progresivamente, el consenso político interno que permitió conservar su hegemonía sobre el resto de los grupos sociales, fue debilitándose. Mientras los intereses de cada una de sus partes sobrevivían de manera armónica, eran capaces de mantener un claro dominio sobre la sociedad.

Sin embargo, después de gozar momentos esplendorosos, las relaciones entre sus elementos constitutivos entraron en fuertes confrontaciones. Los problemas de las clases dirigentes fueron deteriorando los controles políticos sobre la población y, por ende, ya no eran capaces de construir sistemas políticos cohesionadores, que garantizaran su continuidad en el poder y reforzaran la sujeción de los grupos subalternos.

Desde luego, al margen de la experiencia de otros regímenes -los socialistas, por ejemplo-, que desaparecieron tras el derrumbe de su poder, el priísta es un caso excepcional. Posterior a su descalabro en las elecciones presidenciales, las claves para comprender la sobrevivencia del antiguo partido hegemónico las encontramos en su capacidad para construir acuerdos.

Estos acuerdos, tanto en la casa partidaria como fuera de ella, han generado los mecanismos necesarios para mantener vigente su composición corporativa, a pesar de perder la rectoría de la Presidencia de la República. Las entidades donde los gobiernos de sello priísta todavía imponen su dominio, resolvieron con eficacia la ausencia de los designios presidenciales, con base en el consenso. De esta manera, se consolida un bloque compacto con miras a los próximos comicios.

En lo particular, en Campeche está uno de los sintomáticos casos de esta hábil estrategia. Es importante reconocer la asombrosa capacidad de negociación que tienen los priístas campechanos. Los diversos intereses en conflicto en los escenarios electorales son inmunizados cuidadosamente mediante inteligentes arreglos cupulares. Frente a la mirada pública, esta situación se presenta con mucha solemnidad bajo el nombre de "la unidad tricolor", que no es más que el consenso de los grupos poderosos para seguir dominando con armonía.

En términos mediáticos, las recientes declinaciones de los precandidatos a favor de Fernando Ortega Bernés también tienen una fuerte carga emocional en la sociedad campechana, porque, lejos de producirse una crisis de autoridad, aquella concibe la idea de la unidad como una muestra de madurez política, es decir, para las mayorías, las fuerzas priístas exhiben sus fortalezas, no sus debilidades.

Los tricolores edificaron un consenso interior, al tiempo que amarraron una alianza táctica con la población subalterna que, observando las acciones de los dirigentes priístas, acentuaron el respeto y la obediencia hacia estos. La candidatura a la gubernatura está resuelta a favor de Ortega Bernés, y continurán los demás puestos de elección popular, como las presidencias municipales, las diputaciones locales, federales, entre los más importantes.

Hace unos meses, imperaba la incertidumbre en torno a la lucha por la Gubernatura; luego sobrevino el consenso tricolor, que impidió una desgastante parálisis de grandes proporciones. El partido oficial tiene a favor: la chispeante reyerta interpanista, sus más cercano perseguidor en la competencia.

Elegir candidato de unidad fue la decisión más lógica, las preferencias arrojan luces positivas para el candidato de unidad, que se traducirá como una victoria este 5 de julio y, sobre todo, a mantener, mediante el consenso, la convivencia entre los distintos intereses políticos durante un sexenio más. 

JUGUEMOS A ENGAÑAR II: EL FACTOR SORPRESA

JUGUEMOS A ENGAÑAR II: EL FACTOR SORPRESA

Ahora que el nombre de Jorge Luis González Curi se asoma con demasiada estridencia en el escenario político campechano, la posibilidad de que sea éste quien reciba las guirnaldas del triunfo en la cercana Convención de Delegados, donde se elegirá candidato priísta a la gubernatura, estremece a más de uno. En las encuestas, otro personaje público navega tranquilamente hacia una victoria segura, pero una decisión contraria a los intereses populares se impondría contra toda lógica.

En este orden de las cosas, temores crecientes sobre la existencia de una línea oficial se antojan menos remotos y, por consiguiente, el método selectivo de la Convención de Delegados suprime la democracia de las mayorías para privilegiar la de unos pocos intereses.

Las actuales circunstancias obligan a desempolvar los archivos para ayudar a la memoria colectiva volver al recuerdo del pasado. En tres dinámicas sucesorias de tiempo atrás (1985, 1991, 1997) fue común el factor sorpresa en el núcleo revolucionario. De esta forma, las decisiones verticales ahogaron las aspiraciones de unos precandidatos para impulsar las de otros. A menudo los deseos de quienes tenían los méritos suficientes ante la mirada de la población sucumbían frente al dedo flamígero del poder central.

En esta coyuntura, de nueva cuenta somos testigos de un probable retroceso en el cual el aspirante arriba en las preferencias cruzará peligrosamente su camino con el del supuesto aspirante oficial. En tres marcos distintos, la lucha  sucesoria se caracterizó por este factor sorpresa, que terminó elevando a funcionarios públicos comunes hacia una nueva y poderosa investidura: gobernador de Campeche. Ésta se enmarcan en tres épocas diferentes:

a) La imposición cetemista (1985). Hace más de dos décadas, cuando la familia revolucionaria vivía plácidamente sin sobresaltos en su propia casa, la oposición carecía de bases sociales amplias y la sociedad era testigo de las imposiciones de la clase oficialista, la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM) reclamó su cuota de poder al Gobierno de la República; tras una hermética negociación que involucró a las autoridades federales y estatales, finalmente salió el humo blanco que indicaba la elección de Abelardo Carrillo Zavala.

En el extremo de enfrente se ubicaba otro legislador federal: el senador Renato Sales Gasque. La estrella de este resplandecía más que la del resto de los precandidatos en virtud de estar estrechamente ligado con el entonces Presidente de México, Miguel de la Madrid. Este factor hizo pensar que el senador navegaría en aguas tranquilas. Sin embargo, la intervención del jerarca obrero Fidel Velázquez inclinó el fiel de la balanza hacia su pupilo. La poderosa central de trabajadores exigió la tradicional cuota sectorial con que el viejo régimen repartía los cargos públicos en aquellos tiempos de monopolio partidista.

b) La imposición colosista (1991). Como en las mejores familias, la revolución institucionalizada fue testigo de las primeras rebeliones de los hijos contra sus padres. Tres años antes Rosa María Martínez Denegri abandonó la casa paterna para encontrar un nuevo hogar político en las fuerzas opositoras. Este importante acontecimiento antecedió el escenario en vísperas del proceso interno de aquel año.

Al tiempo que la oposición se nutría de ex priístas, en el seno del Revolucionario Institucional la cercanía de la competencia electoral estimulaba los apetitos del poder. Sobre el ruedo saltó, abriéndose paso entre los demás aspirantes, el nombre de Carlos Sales Gutiérrez, funcionario con una gran influencia dentro la administración pública federal en razón de sus vínculos con Manuel Camacho Solís, quien a su vez una larga amistad lo unía con el Presidente de México, Carlos Salinas de Gortari. Ni siquiera las agresiones en su contra cuestionando su residencia fuera de Campeche parecían desviar la dirección de los vientos que soplaban a su favor.

Muy pronto, los movimientos desarrollados en el centro nacional despojaron de su aureola de santidad al principal aspirante. En aras de dejar el campo abierto a su futuro heredero en la Presidencia de la República, Salinas de Gortari fue cediendo el terreno político a Luis Donaldo Colosio Murrieta en detrimento de Camacho Solís. Este cambio modificó considerablemente el curso de las cosas. Como dirigente priísta, Colosio Murrieta emprendió una cruzada buscando su consolidación y metió las manos en el proceso interno de Campeche. Sorpresivamente la candidatura desembocó en su amigo Jorge Salomón Azar García, quien ocupaba una delegación federal en Chiapas.

c) La imposición zedillista (1997). A pesar de las conquistas ciudadanas en diferentes entidades del país, en nuestras fronteras la clase política oficial seguía subordinado a los designios presidenciales, amén del sentimiento de malestar de la población contra el Gobierno del Estado. Una protagonista clave abordó el barco en medio de este escenario adverso: Layda Elena Sansores Sanromán.

La senadora Sansores Sanromán ya había despertado las simpatías populares, sin embargo, su negativa a las privatizaciones y el aumento de los precios la alejaron de la venia del Presidente de la República, Ernesto Zedillo. En ese instante, la familia priísta le dio la espalda, distanciándola aún más de la candidatura. A pesar de sus acciones de rebeldía, los dados ya estaban cargados hacia Carlos Sales Gutiérrez. Ahora que parecía llegar a puerto seguro, la renuncia de la legisladora federal rompió de súbito la calma y tiró por la borda la candidatura de Sales Gutiérrez.

El Partido de la Revolución Democrática abrió sus puertas a la senadora Sansores Sanromán. Su destape como candidata de la oposición encendió los focos de alarma dentro del priísmo nacional en la entidad, que miraba con pasmo la renuncia masiva de sus militantes. Una de las repercusiones de estos hechos fue la determinación de otorgar la candidatura a quien quizá era el priísta más conocido: Antonio González Curi, bajo el consentimiento de las autoridades federales y estatales.

El capítulo siguiente es historia. Vale destacar en esta última sucesión las voces de protesta que se elevaron masivamente en el aire rechazando una imposición más como signo característico de los priístas, dando al traste a las aspiraciones de quien merecía la candidatura.

El factor sorpresa está presente en estas sucesiones de Gobierno y ahora parece que Jorge Luis González Curi repetirá el mismo episodio. A menos que no quieran confiarse en sus laureles, los delegados de la Convención priísta deberán decidir por quien está encabezando la confianza de la población campechana: Fernando Ortega Bernés.

En esta coyuntura política es interesante puntualizar que Convergencia está a la espera de lo que suceda en el PRI. Si la falta de criterios democráticos persiste, entonces estaremos hablando de un nuevo episodio de rompimiento interno y una segura canalización del malestar ciudadano conducido por Convergencia, que quizá pondrá en jaque a la otrora familia feliz priísta.

YO QUIERO AL MALIX

YO QUIERO AL MALIX

La comunidad postmofóbica felicita al lic. Don Perro por su precandidatura por el PIPI a la gubernatura de CAN-peche.(Partido Insurgente Perruno Incorporado)

Vota canino.

Para más información, visita su página oficial:
 
(la terminación “org.mlx” es para organizaciones malixes).

JUGUEMOS A ENGAÑAR

JUGUEMOS A ENGAÑAR

El suspenso sigue estando en el aire

Fernando Cab Pérez

 

El escenario.

 

 Luego de varios meses de polémicos rumores, el Partido Revolucionario Institucional respondió a una de las preguntas básicas que le hacía la opinión pública campechana. ¿Qué método elegirá para la selección de su candidato a la Gubernatura? La respuesta fue categórica: Convención de Delegados; de esta manera disipó la estela de dudas sembradas en torno al tema. Sin pensarlo dos veces, los miembros del Consejo Político de la institución partidista sufragaron por aquella vía.

 

Apenas se dio a conocer el método de Convención de Delegados, los priístas desataron, en un tiempo más veloz que un rayo, una tempestad de inquietudes. En medio de muchos cuestionamientos sobresalen los siguientes: ¿Habrá línea a favor de uno de los aspirantes en particular? ¿Los dados están cargados para beneficiar a un pequeño grupo de intereses personales? ¿Los delegados se inclinarán por la mejor opción o venderán sus conciencias inclinándose por quien tiene escasas posibilidades? En definitiva, esta copiosa marea de especulaciones provoca que los ciudadanos sigan respirando la misma atmósfera de interrogantes.

 

¿Un pasado más presente que nunca?

 

El clima de desconfianza latente en la sociedad campechana se justifica en razón de la lectura histórica. Esta nos enseña que el método de Convención de Delegados cierra las puertas a la democracia. En este sentido es justificable la crítica de numerosos campechanos, incluyendo a un considerable segmento de priístas, alrededor de la legitimidad de quien triunfe en la misma, porque se deja en manos de una minoría la decisión de nombrar al candidato priísta a la Gubernatura.      

 El recuerdo está reciente: las anteriores convenciones de delegados fueron rituales en las cuales la maquinaria de manipulación partidaria hacía gala de sus instrumentos de movilización masiva para legalizar una decisión previamente tomada desde la cúpula. Se trataba de ceremonias solemnes que servían para exhibir las mejores virtudes de los candidatos envueltos en una aureola de santidad. Visto desde este ángulo se explica la incredulidad de una parte de la población campechana, que aun observa con suspicacia el proceso de selección interna. Por estas experiencias del pasado inmediato es que la ciudadanía campechana lleva impresa la huella de la desconfianza.

 La noticia de que en la próxima Convención de Delegados saldrá el futuro candidato a la Gubernatura no causó sorpresa a ese grueso de los campechanos, quienes difunden a los cuatro vientos la construcción de un proceso de nula transparencia. "Los delegados ya están maiceados", se escucha a los incrédulos decir al unísono. La expresión se refuerza si tomamos en cuenta que vivimos en un país en donde la simulación y la mentira de la clase política encuentran su paraíso terrenal.

Al engaño público debemos añadir una característica más: las estructuras priístas de control de la población mediante un sistema corporativo que se conservan íntegros en cada rincón del país. Este elemento, que los gobiernos panistas conservaron, es una norma vigente en aquellas entidades de signo priísta. Las corporaciones de este organismo partidista siguen funcionando como brazos de apoyo y aumenta la sospecha de que el partido oficial se nutrirá de estas para conseguir sus fines políticos y electorales.

En estos términos, la interpretación de un sector de la población es la de la existencia de un pasado priísta antidemocrático que se niega a morir a través de sus viejas prácticas y añejas estructuras sobrevivientes en el presente. De allí que la falta de confianza sea la regla dominante en vísperas de la Convención de Delegados, a pesar de la aparente jactancia de toda la familia priísta que, asegura, el método elegido es la correcta porque garantiza la unidad y la democracia internas.

 

 

Continúan los pronósticos.

 

 La constante intervención del estado en la pasada realidad política e inmediata contradice los discursos y los puntos de vista de los defensores de la dinámica oficial e impulsa que los críticos del sistema coloquen el debate sobre la mesa.

Con el método de consulta a las bases dominaba el criterio de que Fernando Ortega Bernés ganaría con un contundente margen; ahora, revertida la situación con el método de Convención de Delegados, circulan los rumores de la injerencia de un pequeño grupo de poderosos para favorecer a su candidato, es decir, Jorge Luis González Curi.

 El presagio de tormenta similar al de 1997 que anunciaron los analistas políticos no termina de concretarse. El estado del tiempo permanece inalterable con un cielo despejado rebosante de camaradería. Los priístas siguen actuando como una verdadera familia feliz y la sonrisa de los aspirantes en ningún momento se desdibuja. Sin embargo, los detractores son obstinados en sus pronósticos. Consideran que estas muestras de unidad son pasajeras y le apuestan a una ruptura interna.

¿Obtendrá la victoria el precandidato menos popular mediante la compra de delegados? En consecuencia, ¿se repetirá la misma historia de imposición? ¿La rebeldía del aspirante inconforme con esta situación provocará un rompimiento interno que lastimará a la familia tricolor, mientras que aquel, preso del malestar, aceptará la postulación de una fuerza partidista opositora?

 

Aunque también se oyen voces que no descartan un escenario de relativa calma política. Para esta segunda interpretación, los protagonistas de esta historia negociarán sus diferencias bajo la mesa, al grado de afirmar que en estos precisos instantes ya se han repartido las tajadas del pastel que les tocará en la siguiente administración. Está visión pone de relieve un panorama distinto al primero, dejando intocables el orden de cosas establecido.

 

Si este último comentario se cumple, entonces se reafirmará lo mencionado líneas arriba: la Convención de Delegados será la misma gata revolcada de años anteriores, es decir, la transformación de un candidato en el santo de las devociones de un pueblo que no conoce otra manera de regirse que el paternalismo de la clase política oficial.

El suspenso sigue estando en el aire. Los asuntos de la vida pública en ocasiones dan giros sorpresivos, pero muchos quisieran mantener su optimismo otorgándole el beneficio de la duda al priísmo campechano. Permanecen a la expectativa, dejando que esta trama siga su derrotero natural hasta alcanzar el día de la Convención.

No olvidemos que hace unas décadas atrás el PRI era una fuerza arrolladora en las urnas, ahora con el crecimiento del espectro partidista sus márgenes se redujeron considerablemente. Quizás afuera de la casa priísta existan partidos políticos esperando a algún resentido y bajo esta circunstancia arrastrar tras de él a un vasto número de militantes.

 

Según una encuesta el PRI todavía goza de un prestigio importante en la población. Los más razonables insisten en que los dirigentes no deben permitir que una locura les arruine la fiesta; hacer conciencia para no hundirse en terrenos pantanosos. Un grupo de ciudadanos, inclusive priístas, abogan para que la lógica se imponga al absurdo. Hacer caso omiso a los poderosos intereses de la familia feliz y consultar lo que la población desea es el sendero para obtener una victoria legítima.  

Exorcismo del Edén

Exorcismo del Edén

NOSTALGIA POSTMODERNA.

 

Quizá fue la necesidad de expresar mi sentir o mi ideal lo que me llevó a formar parte de Diálogos. Confieso que al principio, el temor de encontrarme con esa clase de tipos que se la viven en las bibliotecas o de los que se las pasan en los cafés leyendo libros profundos para ser sabios y doctos; fue tal vez ese el motivo más poderoso para posponer una y otra vez mi primer encuentro con aquellos tipos; y es que ¿Quién no pensaría lo mismo si al primer contacto electrónico lo citan a uno en una biblioteca infantil? No sé si Mauricio era el encargado de reclutar gente, pero terminé por asistir a una de sus reuniones, quizá por su insistencia o por mera curiosidad. Así de inseguro fue el inicio de mi participación en Diálogos Postmodernos.

 

La bienvenida fue lo bastante cálida como para no salir huyendo después de ese primer encuentro, yo hasta ese momento no lo sabía, pero el hecho de conocer a esas 5 personas iban a traer a mi vida una serie de cambios literarios, conceptúales, idealistas y porque no decirlo, emocionales también. Tengo muy poco que decir de Manuel Tuz y Eduardo Kau, pues a mi llegada al grupo fueron solo un par de ocasiones que pudimos compartir nuestras ideas. No fueron los primeros en emigrar, pues de todos los colaboradores que aparecían en el Directorio del Número 2 de la Revista (Clara Valderrama, Ismael Balán, Juan Gamboa y el mismo Fernando Manzanilla), solo ellos (Eduardo, Mauricio, Héctor, Manuel y Kau) estaban ahí siempre que se les necesitaba y siempre que fue necesario. Al final de esta etapa de acoplamiento sucedió lo que después confirmé con otros integrantes (incluyéndome a mí) abandonamos el barco cuando apenas comenzaba a navegar por este fascinante mundo de letras.

 

Así es que para la publicación del número 3 de la revista físicamente quedamos solamente: Eduardo, Mauricio, Héctor, Yo y Gabby; que a pesar de no verla tan seguido en las juntas, Eduardo siempre tenía para ella alguna actividad dentro del grupo; Gabby fue algo así como el pilar de la cordura que sostenía todas nuestras locuras. Y digo locuras porque eso parecían ser nuestros sueños y es que quizás muchos no lo saben pero publicar una Revista Cultural (sobre todo aquí en la tierra de nunca jamás pasa nada) es una labor que se debate entre la fantasía y la irrealidad. La verdad que para esos primeros números fue muy necesaria la terquedad de Héctor, la seriedad de Mauricio, las buenas relaciones del Poeta, la entereza de Gabby y sobre todo el apoyo de los articulistas que siempre creyeron y confiaron en este movimiento, gracias a ellos, más que a la propia dirección fue lo que mantuvo a Diálogos Postmodernos vigente varios años como un (o único) espacio juvenil de expresión artística y literaria.

 

Al final, aún con el crecimiento de grupo a movimiento cultural, nuestro peor enemigo: el Tiempo, ganó la batalla. La integración de excelentes amigos y literatos, fotógrafos, dibujantes, etc; como Juan Manuel, Pedro Ramírez, Will, Juan Pablo, Fernando y Antonio Cab, Dan Moreno, Mizraím Romero, el regreso (físico) de Fernando Manzanilla, las mismísimas Potrancas (Gabby, Karen, Ceci y Dinorah) vinieron a darle nuevos brío y mayor empuje al movimiento. Pero tristemente nos pegó la realidad y muchos nos fuimos del modo en que llegamos…pero no podemos ni deben juzgarnos por esos abandonos, lo que pasa es que la vida llega a un momento en que se tiene que decidir si sigues tu sueño y tu ideal…o te entregas a la realidad; estoy seguro que los que nos fuimos egoísta o acertadamente quizá fue porque optamos por la segunda opción.

 

Algunos nos resistimos un poco de dejar en el olvido algo que con mucho esfuerzo habíamos logrado construir en Diálogos y es así como desde el exilio, Mauricio, Pedro, Dinorah, Dan y un servidor seguimos colaborando de una u otra forma con el Grupo. Yo no sé los demás, pero la vida fuera del grupo a mí me fue envolviendo poco a poco hasta que la última llama Posmoderna se apagó.

 

Sé que tal vez no fui una pieza clave, ni el más participativo del grupo, ni mucho menos el mejor articulista, pero lo que ahí en las revistas plasmaron mis letras, no fue otra cosa más que mis ideas y sentimientos, letras que nacieron de la razón y del corazón. Es por todo lo vivido, lo disfrutado y lo luchado en Diálogos y por Diálogos que hoy me atrevo a confirmar sin temor a equivocarme, que el haber emprendido este viaje Posmoderno me dejó muy en claro dos cosas: a luchar por no callar lo que queremos dar a conocer y la más importante es que aquí dentro encontré no solo compañeros de letras, sino excelentes  amigos…la verdad que personas de la talla de ustedes no creo poder encontrar nuevamente.

 

 

Edén Romero.

Algún lugar del mundo…jeje.

Socialismo cultural

Socialismo cultural

1.- Llegó el comandante… 

“El socialismo es una tendencia histórica, es decir, una fuerza que nace en el mundo mismo y que apunta hacia su transformación” (Severo Iglesias, El Socialismo Nuevo).

 

Hace algunos años el historiador mexicano Enrique Semo escribía “que el debate de las izquierdas y la derechas era cosa del pasado, algo ya rebasado”, personalmente creo que con el triunfo de Chávez en Venezuela, y su orientación cada vez más popular, puso en el escenario el debate sobre el socialismo, sobre todo después de la caída del bloque de la Unión Soviética y el socialismo de control.

 

(Ahora parece que la cuestión de la izquierda se ha puesto de moda y es un buen discurso mercantil ya que muchos ideólogos afirman que hay que regresar a los orígenes, que ellos sí son de izquierda).

 

En la década de los noventa se llegó hablar del fin de la historia, de que el modelo neoliberal no era una cuestión temporal, Fukuyama ideólogo de la derecha motivado por el triunfo del capitalismo expuso su tesis al mundo, no sin tremendas críticas. Dentro de las áreas humanas y las ciencias sociales, se abandonaron la tesis marxistas, sobre todo dentro de la historia, se empezaron abordar otras temáticas de investigación perspectivas de género, multiculturalismo, teorías postmodernas, entre otras.

  2.- Problemas Candentes de Nuestro Tiempo 

Pero, parece que la historia se destrabó que volvemos a recuperar el sentido histórico. Efectivamente, después del 11 de septiembre del 2001 el mundo se ha visto envuelto en notables cambios que antes de esa fecha eran insospechados.

 

Los ojos del mundo han visto unas torres incendiadas, una guerra escalonada, el avance del socialismo chino, la unión Europea, una Cuba que se resiste a morir, una Venezuela que sueña con la integración bolivariana, un sionismo fanático, un Irán desafiante, la sustitución de la OLP por un grupo de ultraderecha, una revolución marxista en Nepal,  el resurgimiento de los movimientos obreros: Francia, EUA, Bolivia, en México, un Irak desgarrado, la nueva amenaza nuclear en Irán, el regreso de los nacionalismo. Son algunos signos mundiales que deben ser explicados en torno la razón histórica mundial. Como el presidente de ecuador Rafael Correa muy acertadamente dijo: No estamos viviendo una época de cambios sino un cambio de época.

 

Cometeríamos un error al no mencionar los nombres de los países que imponen por la violencia su visión del mundo: EUA. UE, Israel, y Japón, principalmente; y sustentar que en estás naciones  asientan  su poder mundial al margen de todo desarraigo del poder, como da la impresión que menciona De Negri en su libro Imperio, o Castell con su teoría de los flujos (a este respecto el pensador peruano Aníbal Quijano es más firme en su idea de los modelos de poder de las grandes potencias colonialistas, y al argumentar que ningún capital extranjero sobrevive sin la protección del estado). No está de más mencionar de que a partir de los atentados terroristas a las torres gemelas, el mundo dio un giro visible a la derecha, a la militarización preventiva, a las doctrinas sociales religiosas. Como James Petras ha demostrado con sus análisis del sionismo internacional, el evangelismo fanático, la ultraderechas católicas y el islamismo radical, pero el mundo no está libre de las ideologías aún como muchos suponían. Pero en todo caso, es posible entender que sólo fue posible por el enriquecimiento de las grandes cúpulas de poder, y la debilidad de los movimientos reivindicatorios. 

A este respecto, tengo la impresión de que es América Latina la que tiene los ingredientes necesarios en la olla de la bruja para exponer al mundo un programa social que desafié las propuestas del Nuevo Orden Mundial.

Y al parecer la historia regresa, y regresa en América Latina con planteamientos que van del indigenismo, los nacionalismos, bloque regional latinoamericano, y perspectivas culturales. En toda esta convulsión política que vive América Latina, surge de nuevo el interés de la izquierda por replantarse qué tipo de sociedad es la que queremos, y por lo tanto el compromiso del intelectual por pensar de nuevo los problemas de fondo.

 3.- Compromiso de los intelectuales 

Desde diversos ángulos los analistas intentan clarificar, o por lo menos interpretar los estos acontecimientos actuales.

 

A este respecto, la primera crítica que hago es que hasta ahora los intelectuales, y sobre todo los considerados de izquierda, sólo se contentan con interpretar los hechos, y no teóricamente trasformarlos. Y es que a pesar de que Benjamín haya ironizado a Marx, diciendo que una vez que los hechos hayan cambiando, ahora hay que interpretarlo, creo, y no ignorando el malestar de los hermeneutas, necesitamos volver a transformar el mundo.

 

El punto central estriba en que nuestros intelectuales están especulando las variables sociales, observándolas, husmeándolas, pero no atreviéndose a decir por aquí va la cosa.  La razón es sencilla, son más prudentes ante la pretensión de encontrar un proyecto social no desigual. No existe actualmente un impulso conceptual que se atreva a plantear la posibilidad de proponer una noción de sociedad justa.

 

Injusto sería no mencionar a intelectuales que siguieron pensando y aportando nociones fundamentales para comprender el mundo globalizado que vivimos ahora y los peligros que entraña esta, Mencionamos Boaventura de Souza, Bolivar Echeverria, Enrique Dussell, Adolfo Sánchez Vazquez, Heinz Dietrich Steffan, Wallastein, Ernesto Laclau, James Petras, Noam Chomski.

 

Continuamente decía Lenin “No hay práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria”, esta sentencia es aplicable a nuestros días, la izquierda no podrá definir un proyecto socialista sin una teoría  socialista mínima. El pensamiento de izquierda vive ahora una etapa de resurgimiento después del silencio de más de diez años. Y mucho de esto debido a la crisis del neoliberalismo en los países latinoamericanos.

 

Pero qué tenemos enfrente, Emmanuel Wallenstein, interesante estudioso del desarrollo del capitalismo, creador el concepto sistema mundo, da cuenta de la evolución del sistema económico mundial. El capitalismo de control mediático, de propaganda desinformativa, como ha estudiado Noam Chomski, El capitalismo de dominación, explotación y guerras que menciona continuamente Dietrich Steffan, y el establecimiento de un Nuevo Orden Mundial desde la perspectiva apocalíptica de Jamen Petras.

 El Método 

Personalmente, y esta es mi propuesta, me resisto a soslayar un sentido histórico de la sociedad de corte hegeliano. A saber, sostengo como todo historicista que no hay pensamiento sin un conocimiento de los procesos sociales. Ni filosofía posible sin previo conocimiento de los aportes del conocimiento histórico: toda filosofía es también un razonar histórico. Es decir, para poder comprender lo que actualmente sucede como fenómenos inesperados es menester entender los hilos históricos que lo mueven, y a partir de ahí, iniciar la reflexión que nos dé posibilidades de entendimiento conceptual. Y es algo que el marxismo siempre ha comprendido y defendido a cabalidad, entre otras escuelas sociológicas desde luego. No obstante, los debates  en torno a un fin del sentido unívoco de la historia, sobre todo desde las perspectivas postmodernas de los años noventa, el multiculturalismo y los múltiples tiempos, y  las teorías de la globalización en estos años, que hablan sobre una lógica geográfica y no temporal, nos queda una noción débil de la historia,  una sociedad sin conciencia de su tiempo. Entonces tenemos que ir al corazón de las teorías, que no eliminan la temporalidad, eso me queda claro, pero sí le restan su importancia como factor de explicación social determinante.

 

Desconfiando de los nihilismos y relativismos, sostengo que lo que hemos entendido como postmodernismo no es más que un período histórico de transición que ya está llegando a su final. Que sucesos acaecidos en los últimos cuatro años han definido posturas políticas fuertes que han dado al traste con los sustentos postmodernos. Digamos que los fenómenos sociales se han esclarecido y presentado con mayor definición. Mas los fenómenos nuevos tampoco se pueden explicar desde dogmas marxistas antiguos. Al respecto, es bueno decir que hasta ahora ninguna de las teorías de la globalización ha resultado del todo satisfactoria y provechosa para entender los problemas de eso que  llaman la aldea global.

 

En todo caso, la consecuencia que se desprende de todo esto es que al no existir la posibilidad de construir una teoría con una noción histórica fuerte, nos limitan la visibilidad respecto al futuro. Y de paso mencionar, que sumado a un desprendimiento de la filosofía con respecto al tiempo, menos es posible encontrar una sociedad adecuada al sentir social de liberación. Por lo tanto, defender una conciencia filosófica que es histórica a la vez, y por lo tanto, sociológica, es defender un proyecto de emancipación para los pueblos marginados.

 

 Primero ha de  hacerse en  tres frentes. En primera instancia no escapar al revisionismo de los clásicos de marxismo con respecto a sus fundamentos epistémicos anclados en la historia; entender los postulados actuales que se inclinan por explicaciones menos temporales, y bifurcan los caminos del tiempo; y problematizar la idea de la multiplicidad o univocidad del tiempo, y desde luego, y como tesis fundamental, exponer, que es posible tener una perspectiva histórica general, pero dentro de los marcos de la racionalidad política, económica y comunicativa. Basada más en la construcción de una visión política del tiempo sin avenencias con puentes metafísicos, o dogmas, o Apocalipsis de ningún tiempo, que en nada tiene que ver con la racionalidad histórica. El socialismo visto como camino y no como destino.

Existe ahora diversos tiempos sociales con relativas experiencias de mundos de la vida cotidiana, pero que fundamentalmente se asientan en lo económico y lo comunicativo. La fragmentación de la experiencia temporal no significa por lo tanto la nulidad de un tiempo general. El tiempo social es fragmentario, pero convive a lado de un tiempo económico-informativo que es objetivamente determinable si somos capaces de comprender el desarrollo de la fuerza económica, ante todo esto, el sentido histórico del capitalismo actual es la construcción de un Nuevo Orden Mundial, con bases económicas objetivas.

 

 La cuestión cultural 

Pero abajo existe un caldo de cultivo de movimientos de toda índole que buscan canales de expresión. Y aquí es donde interviene la cuestión cultural. Hay diversas clases de lucha, pero la contradicción principal entre el trabajo y el capital sigue siendo vigente, pero bajo formas nuevas en el cual la lucha de clases es desplazada hasta los campos de la comunicación y el signo.

 

Pero las explicaciones culturales no son la panacea de la explicación social, advierto contra el determinismo cultural, como lo fue el economicismo, la teoría pura del derecho, o las explicaciones exclusivamente políticas. La cultura pueda ofrecer una explicación de que muchos movimientos de izquierda en América Latina no fructificaron.

 

Dussell tenia razón al mencionar que el marxismo no hizo mucho caso a las perspectivas culturales por considerarlas parte de la ideología de dominación. Salvo aportaciones importantes como la de Antonio Gramci, y de marxista ingleses como Thompson y Raymond Williams, fue un terreno descuidado y que en gran medida fue estudiado dentro de los terrenos de la ideología y el concepto de alineación que estudiara la escuela de Francfurt, en donde el problema del ejercicio de la voluntad en sociedad mayor controladas era (y sigue siendo) una preocupación.  Como el mismo dictador Stalin se dio cuenta en los años cincuenta en su folleto marxismo y lingüística, el problema de la cultural va más allá de la misma base económica y un cambio de régimen, el pasado zarista de Rusia fue una cuestión importante que aún después de la revolución de octubre continúo.

 

El reto es reformular los conceptos marxistas, la interpretación hermenéutica y la normatividad comunicativa. Tienen mucho que decirnos al respecto estas escuelas – no obstante sus argumentos internos contrastantes-, porque los problemas actuales en cuanto a la resistencia de los pueblos desprotegidos se cuecen en el ámbito de la comunicación y la expresión, esto es un problema netamente cultural. Y hay que decir que esto es así porque básicamente es en este punto en donde se encuentran expresados los alcances objetivos de los sin tierra, de los desarraigados. En todo caso, es de esta manera, porque carecen en absoluto de un poder político, económico fundamentalmente, y su pertenencia surge de su identidad con su cultura, pero también de su posibilidad de compartirlas con otros desheredados. Muchos le llaman a esto resistencia cultural ideológica,  prefiero tomarlo como una posibilidad para partir de aquí y elaborar un proyecto de izquierda para el siglo XXI.  En donde lo cultural sea el punto de partida de la recuperación de un poder político y económico fundamentalmente.

 

Es importante refrendar un compromiso ético de pensar una historia general  para las sociedades todas. El problema es delicado porque es una cuestión de normatividad e instituciones, y a la vez, de tolerancia e interpretación. Cuya pregunta se puede sintetizar realmente con la siguiente pregunta: ¿Cómo construir en las diferencias, o darle unidad a lo múltiple, cuando estamos enmarcados en cadenas violentas de poder inflexibles? Como podemos observar, la pregunta entraña dos problemas generales Unidad/ Diferencia + Poder. El primero se resuelve en los terrenos de la comunicación; el segundo en la ciencia política, y los dos al mismo tiempo se mezclan de manera temporal, para ser más concreto y complejo el problema. La cuestión estriba en que el primer Marx de los escritos económicos filosóficos se hace énfasis más en la idea de la no explotación del hombre por el hombre (humanismo), el hecho que la cultura nos haga diferentes no nos otorga el derecho de dominación sobre el otro: ¡Puede existir diferencias sin que exista explotación: laboral, psicológica, física!

 

Hay que estar muy al pendiente de que la globalización como concepto relativamente reciente en las ciencias sociales, es un concepto que aún requiere ser analizado de forma filosófica porque representa algo diferente, algo nuevo a los ojos del mundo. Por lo tanto, cometerían un error los marxistas al considerarlo como un sinónimo de imperialismo a la manera leninista, a la manera dogmática. Mas eso no excluye que el término pueda ser observando y explicado en términos marxistas. Sobre todo porque es hasta ahora que podemos entender que la metáfora el amo y el esclavo hegeliano, se puede generalizar como Nuevo Orden Mundial (forma política), Mercado Mundial (forma económica), y el Orden Jurídico Internacional, mundo del ciberespacio, bloques militares o geopolítica estratégica de los fuertes contra movimientos sociales (estudiantiles, sindicales – Francia- emigrantes –sureste de los Estados Unidos-, indígenas – Latinoamérica-, pro-derechos humanos, y reivindicaciones en torno a la diversidad y preferencia sexual – grande urbes, e islamismo radicales – Medio Oriente- que es un caso aparte).

Mas la intentona de enfrascarnos en un proyecto social latinoamericano, que es donde la racionalidad de la historia  creo que puede encarnarse, tiene como fundamentos principalmente el multiculturalismo, y el problema de las identidades nacionales. La reflexión actual no eurocéntrica, sí multicultural y sobre todo indigenista, y la propuesta de un panlatinoamericanismo bolivariano que inspira Venezuela, se sientan sobre una tradición intelectual de luchas por la liberación del colonialismo y la dependencia. La independencia política del siglo XIX, ahora se acompaña de una liberación de eurocentrismo y del sueño latinoamericano de la independencia económica. Y los puntales posibles, no son sólo Cuba, sino también Venezuela y Bolivia, Nicaragua, los nacionalismos, el bloque económico del sur, la Alternativa Bolivariana de las Américas, y el giro hacia una propuesta que aspira a ser de izquierda y no sabe como hacerle. 

A este respecto, el término socialismo del siglo XXI de Heinz Dietrich Steffan, o democracia participativa, o socialismo para el siglo XXI  latinoamericano, solamente es posible partiendo en términos filosóficos que es lo que aquí nos interesa: multiculturalismo y su estructuración en instituciones sociales, que actúan al margen del orden establecido. Concretar la comunicación en proyectos de liberación social y de expresión de los grupos marginados, los intelectuales pueden ser dar voz a estas luchas muchas veces desconocidas. No la toma del poder La construcción del poder desde la expresión,  y el ejercicio del poder de las nuevas formas movibles.  La articulación de los movimientos sociales  tiene un fuerte contenido cultural, son las que están en objetivas posibilidades de estimular y proyectar una sociedad no desigual. Por eso he dedicado algunas partes de mi pensamiento a la reflexión de los colectivos y grupos culturales como experimentos de comunicación, el arte incluido, para abrir espacios y brechas de racionalidad, y posibilidades reales para las generaciones emergentes, excluidas por las diversas formas de gobierno en sociedades pequeñas, y tragados estos grupos en sociedades grandes.

Y no sólo eso, sino que también la cultura entendida como factor de comunicación contienen en sí misma lo económico y lo político, a diferencia de la división estructura/superestructura marxista, en donde lo cultural no era entendido bien a bien, a excepción de Antonio Gramci. Los debates sobre una cultura multiforme, pero sustentablemente institucionales para América Latina, filosóficamente tienen que partir de su comunicación interpretativa/normativa sobre la base del concepto de liberación, una interpretación de sus luchas como parte de una historia común, y de iniciar el diálogo socialista.

Mas al respecto de la identidad, (y tomo mis precauciones, porque la entiendo como la libertad del trabajo con respecto a lo que es el objeto, como la capacidad de darle múltiples y variadas formas y sentidos a la vida común), dentro de la capacidad de expresarse en su medio, y de un individuo con lo que hace. La identidad, la expresión libre del trabajo con sentidos de interpretación y apropiación. El trabajo es una comunicación de las posibilidades del hombre en el mundo. Por lo tanto, dentro marasmo de lo que muchos llaman emociones débiles, psicosis colectivas, traumas sociales, enfermedades psicológicas sociales, veo en el trabajo una comunicación de alcance de la voluntad y por lo tanto de liberación. Y aquí, el problema del sujeto como elemento particular cobra importancia en el desarrollo de mis ideas, por la misma noción de rescatar el alcance social de los individuos, que como el esteta Michel Duffrend observó: la sensibilidad de los individuos ha disminuido –lo escribía a finales de la década de los setenta y principios de los ochenta-. Posiblemente yo veo que la hipersensibilidad de los individuos los ha desgastado. El trabajo es aquí, el acto no necesariamente fabril sino la acción de comunicar y hacer. Dentro de los monstruos internos del hombre, la expresión volitiva de lo que se hace y concretiza con la comunicación nos permite librarnos del lado siniestro del mundo, para usar la expresión del filósofo español Eugenio Trías.

Con esto hago explícito los siguientes puntos: El recuperar el sentido de la historia desde una perspectiva latinoamericana, la necesidad de un proyecto de izquierda  dentro de los marcos de la cultura y la comunicación, en donde la idea de sujeto no quede frustrada en un marco multidimensional que reste capacidad subjetiva. Una teoría general, no universal, que incluya al sujeto también. Y para eso hay que entrarle no sólo a la interpretación del capitalismo avanzado, sino a la cultura que es el bastión noble de las personas pobres. La teorización de aquí tiene que ser interpretativa y normativa, si quiere comprender y construir a la vez, partiendo de una crítica del capitalismo actual en su dimensión cultural, y estudiar los signos de la cultura de mercado, y la cultura como proyecto ético de comprensión del otro.

 (Héctor Malavé. Presentación del libro Revolución y socialismo cultural)